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FALLECE EL GRUISTA JOSÉ BARCO MUÑOZ

El 5 de febrero de este año, José cumplió 47 años. Era un gruista de esos que lleva dentro el oficio, de esos que se desvive por su trabajo, y de esas personas que sabes que siempre que lo necesites estará.

Lamentablemente en febrero nos ha dejado. Algo inexplicable, injusto y muy triste para sus familiares y amigos.

Se ha ido uno de los nuestros, por eso desde Movicarga queremos hacerle el homenaje que se merece. Su amigo José Antonio ha escrito unas palabras sobre la valía de José. Unas palabras que salen del corazón y que aúnan todo lo que sus amigos sentían por él.

Descansa en paz José. El mundo de las grúas te manda su fuerza. Buen viaje.

Creo que definir, explicar realmente quien era en esencia José Barco Muñoz, para mí …se me hace complicado por toda esa maldita llamada vinculación emocional.

Escribir sobre su faceta profesional me es demasiado sencillo, vivía su vocación, esa que es “el mundo de la grúa móvil” que conocemos por nuestro llamado empleo, o ganar un sueldo para todos los que no tienen esa capacidad de sentir lo que es vivir con lo que te gusta.

Un trabajador nato, a la que nuestra empresa Servicios Especiales Linda Vista, se le hacía muy sencillo encomendarle cualquier trabajo, era pura experiencia y dedicación, de los que no quedan, de la antigua escuela como se suele decir en nuestro “gremio”, como suelen decir mis maestros el Sr. Alfonso y la Sra. María, mis mentores, un buscador de soluciones a los problemas más complicados que podían surgir en cualquier momento.

Hoy difícil, es mucho más sencillo delegar  o tirar de un simple manual al que acudir ante cualquier duda, cualquier problema complicado que podía plantearse…él siempre tenía la capacidad de transformarlo en algo sencillo, “oficio” le llaman, trabajar en aquello que te gusta y un tender la mano a sus compañeros. Todo esto es lo que lo definiría como experto en realizar toda tarea complicada, con una capacidad innata para ayudar a sus amigos, pero más allá de todo lo que nos queda en lo profesional, para mí está lo personal, lo que me llevo. Creó una conexión que nos hace echarle de menos y es aquí donde definir se me hace difícil, para que quien no lo conocía, entienda lo que realmente era esta humilde persona. José era “demasiada bondad”, un consejo nuevo para cada duda, un escuchar sin exigir nada, cosa muy complicada por la velocidad en la que transcurre la vida y sobre todo paciencia, transmitía esa tranquilidad sobrehumana a todos aquellos que vivimos con los nervios a flor de piel.

No entenderé nunca su marcha prematura, acelerada, con demasiado dolor y rabia para nosotros. Imposible imaginar lo que queda para sus allegados, para su vida que siempre fue su mujer Vanessa y sus niñas Carlota y Rocío, por las que procesaba devoción de las que ya no hay. A pesar de mis bromas, de ese meterme con él ante una fría cerveza, todo sobre esa pesadez de tener que criar hijos y a pesar de mi humor negro sobre esa demasiada devoción hacia su Vanessa, por los que siento en cierto modo admiración, por su fuerza y por la que espero que jamás flaquee, se me hace un mundo pensar en toda esa nostalgia que generará con su marcha.

Se me hace imposible imaginar el pesar y ese dolor que siempre arrastrará su mujer y sus hijas, y también Dani un “demasiado anido” que agradezco, un cuñado fiel a su figura, la familia “Linda Vista”, se queda huérfana y yo en cierto modo también y no puedo más que implicarme por mi cercanía, es más, deseo implicarme y no dejar en el anonimato a tan tremenda persona. Me quedo falto de un pilar en el que apoyarme, como único consuelo, como única verdad a la que agarrarme en estos días de extrema dureza, nos queda o me queda… La fortuna de haber compartido unos pedacitos de nuestra vida con alguien como él, de poder aplicar consejos y seguir ejemplos, de haber conocido lo que significa para mi ser una “buena persona” sin más, un hombre auténtico de los que es demasiado caro poder encontrar.

PD: Un amigo, José Antonio…

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