Costes, márgenes, motivación, comprensión y crecimiento: las claves que definen el liderazgo actual
El mercado va bien y el trabajo no baja. La gente está con la mosca detrás de la oreja por lo que pueda venir. Hay que ser previsor, sin duda. Pero no alarmista, ni agorero. El 85% de las preocupaciones de tu cabeza nunca se hacen realidad, imagina la cantidad de tiempo y energía que consumes preocupándote por algo que no sucederá.
Hoy en día, los CEO, los directivos y los responsables de equipos, están obligados a hacer malabares entre controlar costes, proteger márgenes, motivar al equipo, comprender las necesidades de los trabajadores y seguir creciendo. Hay que tener una visión estratégica, que no todo el mundo tiene, y una dosis considerable de valentía, una dosis extra de automotivación para tirar del carro y de la gente y una energía plus para motivar a tu equipo. Y como no, paciencia, porque hay mucho flojo, mucho quejica y mucho pesado que se ahoga en un vaso de agua, o el típico trabajador que siempre tiene excusas para todo.
Lo cierto es que cada vez los directivos están más presionados. Bueno, no todos. Nuestro querido presidente, que cagada tras cagada, está más subidito que nunca, con su capa de inmunidad que no hay quien le tosa, se cree intocable. Cortinas de humo, y más cortinas de humo para seguir llevando el rebaño a su terreno. Y oye, las ovejas le siguen como las ratas al flautista de Hamelin. Porque seamos francos, el que sigue a una rata, algo de rata tiene.
En España, desde que está Perro Sánchez, no se ha convocado una huelga general. Los sindicatos han estado callados como piedras y como si no fuesen con ellos los problemas de la sociedad. Ahora salen a la calle indignados por Gaza. ¿El ahogar a los autónomos no cuenta? ¿El ahogar a las empresas no cuenta? Se ve que no.
Empiezan a llegar los juicios a los del gobierno y sus familiares y debe ser que tienen en el cajón una lista de sucesos de los que tirar para crear las cortinas de humo y que no se hable de la sinvergonzonería que estamos viviendo.
Se gasta cantidades ridículas de dinero en recuperar a unos perroflautas que se han ido por su cuenta y riesgo a hacer el ridículo (eso sí, patrocinados por los españoles) y por el artículo 33 nos hace a todos los que pagamos impuestos pagar para recuperar a estos muertos de hambre y traerlos a España. Es para mear y no echar gota, si me permitís la expresión. Que casualidad que España sólo te repatría, si eres de su cuerda.
Cada día nos quieren controlar más a nivel financiero con los bancos controlándote cuál Gestapo, y ellos repartiendo sobres de dinerito llenos de billetes, como si no hubiera un mañana. Que curioso, eso a los sindicatos no les parece indignante. Estrangular a los autónomos con subidas de cuotas no es relevante, pero nos va la vida en lo que ocurra fuera de nuestras fronteras.
Imaginaos que la estrategia de Perro Sánchez se trasladase a la empresa. Cada vez ganando menos, con un jefe supuestamente prevaricador y con su equipo directivo llevándose la pasta de la empresa a manos llenas, mientras tú te dejas la vida. ¿Querrías estar en esa empresa? Entiendo que no.
Estamos viviendo en un entorno donde la inflación, las tensiones geopolíticas y la transición energética conviven con una digitalización que no da tregua, la gestión del coste ha dejado de ser una tarea contable para convertirse en una palanca de liderazgo.
Ya no sirve el manual de “recortar por recortar” o “crecer a cualquier precio”. Eso es pan para hoy y hambre para mañana. Hoy se impone un liderazgo más inteligente, donde el ahorro no se traduce en renuncia, sino en energía para transformarse, y mirando el crecimiento, no el recorte.

El que recorta sin miramientos es corto de miras, eso el primer año le da resultado, el siguiente año, si no trabajas para crecer, tu lancha empieza a hacer aguas y te ahogas irremediablemente, o te mueres de cansancio intentando achicar agua constantemente.
Las palabras de moda ahora mismo en la empresa son transparencia, medición y flexibilidad. Quien controla la información, controla la negociación y, por tanto, la dirección de su empresa.
En sectores como el nuestro, donde los márgenes son cada vez más ajustados y la competencia más global y más sangrienta, o espabilas o te comen. O das valor a tu negocio, o te comen. O subes márgenes, o te comen.
Cada vez los impuestos son mayores. Nos llega uno nuevo para pagar las pensiones. Eso deberíais explicárselo bien a los trabajadores, No soy yo el que te roba, es el gobierno, que te quede clarito cuando te llegue la nómina.
Los directivos que logren convertir la optimización de costes en un proceso continuo, apoyado en datos y tecnología, serán los que marquen la diferencia. Porque ya no basta con reaccionar: hay que anticiparse, ajustar y reinvertir con inteligencia y habilidad.
En definitiva, tenéis que espabilar.
Porque quien controla los datos es, en realidad, quien controla el futuro.
FUERZA Y HONOR


