SINGAPUR ENSEÑA LO QUE ESPAÑA OLVIDA: EL AHORRO PRODUCTIVO COMO POLÍTICA DE PAÍS
Leía en un artículo que en Singapur, ahorrar no es una opción: es una obligación.
Por ley, todo trabajador debe destinar una parte de su salario al ahorro, y las empresas complementan ese esfuerzo con su propia aportación. No se trata de un impuesto ni de una tasa, sino de una inversión colectiva con retorno individual.
Igualito que en España.
Este sistema, llamado Fondo de Previsión Central, fue creado en 1955, antes incluso de que Singapur fuera un país independiente, con el objetivo de garantizar que cada ciudadano pudiera construir su propia seguridad económica.
Este Fondo se estructura en tres cuentas personales: la Ordinary Account, para vivienda, educación y seguros; la Special Account, dedicada al ahorro para la jubilación; y la MediSave Account, destinada a gastos médicos.
Este sistema es obligatorio para trabajadores y empleadores, y se aplica a todos los ciudadanos y residentes permanentes.
Los fondos del CPF pertenecen al trabajador, generan intereses garantizados y están exentos de impuestos mientras se mantienen en la cuenta.
Igualito que en España.
Pueden destinarse a pagar una vivienda, financiar atención médica, invertir en formación o complementar la jubilación.
El Estado no promete pensiones universales ni subsidios generalizados: ofrece estructura, disciplina y confianza en el esfuerzo individual como motor del progreso colectivo.
El resultado es un país con una de las tasas de propiedad de vivienda más altas del mundo, baja deuda pública y una economía basada en la estabilidad, la productividad y la confianza mutua entre Estado, empresa y ciudadano.

Repito. Igualito que en España.
Mientras, aquí, la familia presidencial y sus discípulos, pasan más tiempo en los juzgados que en Moncloa.
Los comunistas premian más a los okupas, inquiokupas o desde mi punto de vista, desgraciados a los que habría que eliminar, que a las personas que trabajan cada día para crearse un futuro y un patrimonio.
La paguita a jóvenes es el no va más para conseguir votos, y lo de legalizar gente de fuera para que te vote, se ve que es lo último de lo último.
Nada de impulsar el empleo, incentivar la creación de empresas o ayudar al empresario. No. Paguitas para que la gente siga siendo el borrego que necesitan para que les voten. Vives en la miseria, pero eres feliz porque eres de izquierdas. ¡¡No claudiques!! ¡¡No te rindas a la derecha!! Es maravilloso ese mantra.
Si en España se impulsara un Fondo Nacional de Previsión Productiva, donde tanto trabajadores como empresas aportaran un porcentaje fijo de sus ingresos, no para financiar gasto corriente del Estado, sino para reinvertirlo directamente en su futuro: formación, innovación, seguridad laboral, atracción de empleo, sostenibilidad o digitalización, otro gallo nos cantaría.
Un fondo transparente y auditable, con retornos tangibles y orientado a fortalecer el tejido productivo y empresarial, podría transformar sectores clave como el alquiler de maquinaria, plataformas y grúas, que hoy son motor de la obra, la energía y la industria, pero operan con el freno fiscal echado.
Es gracioso que la Administración exige cada día más sostenibilidad, más seguridad y más modernización, pero sin ofrecer incentivos reales ni estabilidad regulatoria.
Un modelo de ahorro forzoso productivo permitiría desahogar la presión sobre las pymes y premiar la inversión. No sería un gasto, sería una inversión obligatoria en competitividad, para multiplicar el valor del esfuerzo empresarial y personal.
Este año, las empresas del sector han seguido invirtiendo, profesionalizándose y renovando flotas con tecnología más limpia, más segura y más eficiente, pero todo ello con un entorno fiscal que penaliza la reinversión. Un poco injusto diría yo.
España tiene talento, empresas y capacidad; solo falta un sistema que convierta el esfuerzo en progreso. Un progreso verdadero para todos, no como el que nos quieren vender estos comunistoides venidos a menos.
FUERZA Y HONOR


