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EDITORIAL MARZO 2020

Coronabirras

Como si se tratase de una gira mundial de los Rolling Stones, el Coronavirus no está dejando ni un país por visitar. Lo que nació siendo una tontería que nos hacía hasta gracia ver cómo los chinos construían dos hospitales en 20 días, ha acabado siendo motivo de preocupación para las economías mundiales.

Es más el pánico y la paranoia que el puñetero virus en sí, pero está consiguiendo que las bolsas se vengan abajo y que muchas industrias se resientan. Ya se habla del peligro de recesión a nivel mundial y de la falta de materiales dentro de poco. China es la gran fábrica del mundo lo queramos o no, y los problemas en las cadenas de suministro no es ninguna tontería. Es como una película de cine que sólo queda la tía buena y el novio con la ropa hecha jirones. Yo por mi parte, me niego a ser alarmista.

Si algo está poniendo a prueba a las autoridades gubernamentales de todos los países es este virus. No creo que ningún gobierno esté preparado para actuar rápido y de manera efectiva, frente a algo que yo considero imparable y no tan alarmante ni peligroso. Desde luego los pobres italianos y la que les han liado allí, no tiene nombre. Entiendo que se han empeñado en ello, pero flaco favor les han hecho gestionándolo de ese modo. En España, el director de emergencias sanitarias, el cuál cuenta con poco vestuario y siempre sale vestido igual, invita a la calma y se plantea muchas acciones, pero hacer, hacer, hacen poco. Mientras aquí la Ministro Calviño decía que era demasiado pronto, en Francia y Estados Unidos ya tienen calculadas las pérdidas que puede suponer para el turismo esta situación y poniendo medidas para contrarrestarlo.

Debe ser que el Gobierno del Coletas y sus secuaces están escuchando a su amigo Maduro, que califica el virus de arma biológica contra los pueblos, un arma imperialista. Venezuela, que cuenta con una sanidad penosa (ha reportado más de la mitad de casos de malaria de Latinoamérica), pone al frente del equipo para contraatacar el virus a Delcy Rodríguez, otra gran amiga del gobierno español. Me quedo más tranquila, Ábalos puede hablar con ella, pedirle consejo como hasta ahora y seguir tomándonos el pelo a los españoles.

Es un hecho que el punto más débil de Gobierno de Sánchez es la economía, y el coronavirus va a requerir inyecciones de dinero, que este ejecutivo no va a saber ni de dónde sacar. Pero oye, para eso queríais un Gobierno socialcomunista, pues aquí está. Mientras los telediarios abren con el dichoso virus, nadie se acuerda que gracias a nuestros gobernantes el paro ha subido con cifras alarmantes, o que las ayudas que pretenden dar los podemitas resquebrajan todavía más las arcas del Estado. Siete de cada diez empresarios en España considera que la subida de las cotizaciones a la Seguridad Social como consecuencia del alza del salario mínimo interprofesional, tuvo un impacto negativo en su empresa. Y el 72% de los directivos reconoce que la situación política española influyó de manera negativa en su empresa. Tal vez el ejecutivo debería cambiar alguno de esos 22 ministerios, por otro que se llame “Se escucha al empresario”, dado que en España, son los empresarios los que alimentan el motor económico del país. Cuentan que en el S. XVII en Francia, Jean- Baptiste Colbert se hizo cargo de las finanzas de Francia e hizo llamar a los principales hombres de negocios del Reino. Quería congraciarse con ellos y ganarse su confianza, por lo que les preguntó:
– Caballeros… ¿qué puedo hacer por ustedes?
Y todos le respondieron a una:
– Le rogamos Sr. Colbert, que no haga nada. Déjenos que lo hagamos nosotros.

Pues “the same” como dicen mis queridas amigas, lo mismo.

Mi siguiente parada es Estados Unidos para la feria de Conexpo, una feria donde a los lanzamientos de equipos se le une los relatos brutales de la noche anterior de los asistentes, lo cual hace la feria cuanto menos entretenida.

En España estamos centrados en Smopyc, nuestra feria por antonomasia, el punto de encuentro de todo el sector, la Meca de la industria. Un evento que pocos creo que se pierdan este año. A lo mejor llega orden de acercarse unos a otros lo menos posible, pero allí estaremos, aunque sea para saludar con inclinación de cabeza y sonrisa de oreja a oreja. Eso sí, de copas por Zaragoza, creo que pocos se van a acordar del coronavirus, como no sea con la coña a la hora de pedir birras.

Estamos en un sector que nos encanta, que nos divierte y que pocos de fuera entienden. Somos privilegiados porque hacemos lo que nos gusta. Y ni un virus, ni un avaricioso como Sánchez, ni un pseudocomunista como el coletas, podrán impedir que sigamos al pie del cañón y que demos lo mejor de nosotros mismos trabajando. Somos imparables y pocos sectores han sabido recuperarse de una manera tan espectacular de todos los tropiezos por los que hemos pasado, así que lo siento por los que tiemblan ante las crisis, nosotros respiramos hondo, nos armamos y avanzamos hacia la batalla con la adrenalina a tope y sin miedo.

FUERZA Y HONOR.

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