Tercera generación de esta empresa dedicada a la fabricación y mecanización de cigüeñales y árboles de leva.
Cigüeñales Sanz es la historia de una familiar y con origen aragonés que cumple en octubre 75 años fabricando y mecanizando cigüeñales y árboles de levas para varios sectores: industrial, agrícola, obras públicas y marino.
María Irache Guzmán representa hoy la tercera generación de esta compañía que en 1947 fundó su abuelo Vicente Irache Torres y que, a finales de los 70, su padre Vicente Irache Asín, proyectó al exterior.
Pioneros en la exportación: cuando nadie exportaba, Cigüeñales Sanz ya lo hacía a medio mundo.
«Para mí representa una responsabilidad y un orgullo porque durante sus vidas supieron adaptar la empresa a las necesidades del mercado y de la sociedad y sobrevivieron a múltiples obstáculos que a lo largo de los años fueron apareciendo», destaca María Irache. «El capital es cien por cien aragonés. Todo lo que producimos lo producimos aquí, somos una empresa consolidada y exportamos desde hace más de 50 años», señala la Presidenta.
Cigüeñales Sanz exporta sus productos a más de 100 países bajo una marca registrada a nivel mundial que otras empresas han querido imitar. El motivo, fabricar un producto de calidad y valorado en la escena internacional. «Sanz es sinónimo de calidad y nuestro gran distintivo en el mercado. Esa calidad es la que nos ha llevado a sobrevivir 75 años en un sector complicado y competitivo», apunta su director general, Santiago Guzmán Sancho.
Los principios sobre los que se apoya son la fabricación, calidad y desarrollo del producto a través de la I+D+i. «En nuestro sector principal, que es el mercado de repuesto o aftermarket, somos los número uno a nivel tecnológico en el mundo.
No han sido pocos los esfuerzos, pero estamos a la vanguardia en la fabricación de cigüeñales y árboles de levas», indica Sanz, que echando la vista atrás reconoce la labor emprendedora de Vicente Irache Asín. “Fue un pionero en la exportación. Internacionalizó la empresa con menos herramientas de las que contamos en la actualidad.”
Actualmente, la empresa centra casi el 96% de sus esfuerzos al mercado de repuesto. Desde su plan estratégico trabajan en la consolidación del proyecto de fabricación de árboles de levas, que comenzó hace un año y ha sido el último en incorporarse a su portafolio de producción, y otras opciones de futuro.
«El ámbito eléctrico a corto-medio plazo no nos va a afectar en el sector industrial, camiones y maquinaria de obra pública, pero sí tendrá un efecto. Una vez hayamos consolidado nuestra producción, muy probablemente nos desviemos a energías verdes como la eólica para fabricar ejes de los molinos, cajas de cambio de reducción o productos adyacentes que con la maquinaria que tenemos podamos implantar en una vía relativamente corta en el tiempo», avanza Santiago Guzmán.
En sus comienzos, la actividad principal de la empresa fue la reparación de pequeños cigüeñales de motocicletas y fue en este sector donde empezaron, a principios de la década de los 50, las primeras experiencias exportadoras. Desde Estados Unidos se importaba la mítica marca Harley Davidson para su recuperación y exportación. La estructura de la compañía fue evolucionando de un taller de reparación a una fábrica de cigüeñales para el sector del automóvil.
A principios de los 90, la mayoría de las referencias que se podían encontrar en el catálogo correspondían a cigüeñales de camiones, tractores, maquinaria de obras públicas y para motores de aplicaciones industriales, tendencia que continúa hasta hoy. Su equipo humano está formado por 70 personas, entre los profesionales que trabajan en Aragón desde sus instalaciones del polígono Malpica y agentes externos distribuidos por el mundo.
«Cigüeñales Sanz produce en Zaragoza, Aragón, España y Europa y vende en China. Cuando otros van a comprar al país asiático, nosotros producimos en Aragón para vender a China desde hace muchos años», cuentan orgullosos.