Por Alejandro Miranda, Gerente General de HD Hyundai Infracore Chile.
Diciembre siempre invita a mirar el camino recorrido y, sobre todo, a proyectar con claridad el que tenemos por delante. En el sector de maquinaria pesada -clave para la minería, la construcción y la industria forestal, entre otros sectores- esa proyección ya no puede hacerse sin considerar un elemento decisivo: la transformación tecnológica. Hoy, más que una tendencia, es una línea divisoria entre avanzar o quedar rezagados.
Durante años, la industria operó bajo un paradigma donde la robustez mecánica era el centro de la propuesta de valor. Pero ese tiempo quedó atrás. La maquinaria moderna incorpora, además de lo anterior, automatización, sensores inteligentes, sistemas de monitoreo remoto y plataformas capaces de procesar miles de datos en tiempo real. En HD Hyundai Infracore Chile hemos comprobado junto a DEVELON algo evidente: estas tecnologías ya no son opcionales. Son el estándar mínimo para competir en un mercado global exigente y para responder a un país que demanda mayor productividad, seguridad y sostenibilidad.
La telemetría, por ejemplo, permite monitorear el rendimiento de cada equipo con una precisión antes impensada. Saber cuántas horas trabaja una máquina, en qué condiciones lo hace y cómo se comporta su motor permite tomar decisiones rápidas y basadas en evidencia. Esto se traduce en un uso más eficiente del combustible, reducción de tiempos muertos y una operación más segura para los equipos en terreno. Pero el verdadero salto ocurre cuando estos datos se integran en sistemas de mantenimiento predictivo capaces de anticipar fallas antes de que ocurran. Cada intervención preventiva significa ahorro, continuidad operacional y un impacto directo en los resultados del cliente.
Algo similar ocurre con los avances en automatización y asistencia inteligente. La incorporación de sistemas que apoyan al operador no solo mejora la productividad, sino que también eleva los estándares de seguridad. En un país donde los proyectos se desarrollan en condiciones exigentes, reducir el margen de error humano y proteger la integridad de los trabajadores es un objetivo que ninguna empresa puede postergar. Sin embargo, la adopción tecnológica implica también un cambio cultural. Requiere que las compañías se abran a nuevas formas de operar, impulsen la capacitación permanente y comprendan que los datos no son un complemento, sino un activo estratégico.
Chile cuenta con el talento y la infraestructura para dar este salto, pero la decisión de avanzar depende de cada empresa y cada liderazgo. Se debe tener presente que la capacidad de innovar será uno de los factores decisivos para mantener la competitividad frente a un mercado global que se transforma a gran velocidad.
En HD Hyundai Infracore Chile estamos convencidos de que el futuro de la maquinaria pesada se construye hoy, integrando tecnologías que permitan operar con más inteligencia, más seguridad y más eficiencia. La diferencia entre innovar y rezagarse no es conceptual, es operacional. La invitación para 2026 es clara: adoptar la tecnología como motor de competitividad. Quienes lo hagan, liderarán la transformación. Quienes no, simplemente quedarán atrás.
