Cuando tienes la suerte de compartir tus aventuras con el amor de tu vida, cualquier piedra en el camino por muy grande que sea, se salta, se rodea, o se aparta de un manotazo, porque la fuerza que te da ese amor es más grande que cualquier empuje.
Eso lo tenían Luis y Estrella.
Luis Aguilar, fundador de Grúas Aguilar fue una persona íntegra. Una buena persona, de valores tradicionales, que supo inculcar a sus hijos. Tenía un sentido de familia excepcional. Un trabajador incansable que fue ejemplo de constancia, perseverancia, buen hacer y pasión. Y fue honrado, que como él decía, es raro encontrar últimamente. Una persona realmente afortunada por tener durante tantos años a su lado a su lucero, Estrella, que fue su apoyo incondicional durante toda su trayectoria.
Este año 2020 está siendo especialmente duro para la familia Aguilar, su madre, Estrella, falleció a principios de mayo y en agosto ha sido Luis Aguilar el que nos ha dejado. Descansan juntos en paz y de la mano.
En 2018, Grúas Aguilar celebró 50 años, con Luis recibiendo numerosos regalos y alabanzas de quienes lo queremos. Ha sido un empresario con la cabeza perfectamente amueblada, que ha sabido guardar para los momentos malos e invertir para crecer hasta crear lo que hoy es Grúas Aguilar.
En la última entrevista que le hice nos reíamos con anécdotas que le habían ocurrido a lo largo de los años. Es admirable ver cómo los que fueron fundadores de lo que hoy son empresones, han seguido derrochando fuerza e ilusión a cada paso.
En mi visita anual a la Virgen de Lourdes, solía traerles agua del manantial y una virgen, algo que agradecían sobremanera. Este año, dos velas han sido puestas por ellos, para que les ilumine un poco más, si cabe, allá arriba, aunque no creo que lo necesiten.
Desde Grúas Aguilar escribieron unas palabras llenas de amor y admiración por quienes empezaron con tanta ilusión este proyecto. Os las dejamos:
“Luis, Estrella… hoy solo podemos daros las gracias.
Gracias por el proyecto de vida que un día soñasteis, durante tantos años habéis luchado y hoy podemos disfrutar. Esperamos ser fiel reflejo de vosotros mismos: personas con principios y valores inquebrantables, con una ética y moral envidiables.
La vida es deseo. Gracias Jefe por soñar, por levantar este proyecto que, hoy en día, es familia de tanta gente. Gracias por ser leal al sudor y al esfuerzo que esto merecía. Nos has enseñado bien Jefe, seguiremos creciendo por el camino en el que nos educaste.
La vida es amor. Gracias Estrella por tu apoyo, por inspirar. Gracias por cuidar y aguantar. Gracias por convertir lo que un día fue un sueño en hogar. Esa proeza sólo es digna de una Madre como tú. Nos enseñaste a sentir amor; vivir es exactamente eso, sentir.
Hoy, somos capaces de sentir gracias al esfuerzo y la confianza que durante toda vuestra vida habéis puesto en construirnos. Gracias por confiar en todos nosotros, por luchar día a día con tanto esfuerzo para que salgamos adelante y por enseñarnos lo que significa la palabra amor.
Que vuestra luz nos ilumine hasta el infinito, descansad en paz.”